MR nº 13
Marta arrastraba su maleta. Odiaba ir cargada de esa manera,
pero era lo que tocaba, ¿no? Llegó al sitio donde había quedado con Andrés y se
sentó en la acera a esperarle. Mientras fumaba, se distrajo mirando los bajos
de su camisa de flores. Había sido un regalo de su madre: de fondo blanco con rosas
rojas y violetas.
No oyó al coche pararse y cuando le hablaron no reaccionó de
inmediato. Era un Mercedes descapotable blanco con dos chicos jóvenes. Le
preguntaron que si quería que la llevaran a algún sitio. Marta, por la
sorpresa, sólo pudo negar con la cabeza. Los muchachos le sonrieron y siguieron
su camino. "¡Pero qué tíos más raros!", pensó Marta.
Por fin llegó Andrés con su pequeño Ford gris. Se dieron un
par de besos y él la ayudó con la maleta.
MR nº 23
Elena esperaba a Martín en la esquina de la calle. Habían
quedado en que la recogería con el coche.
Miraba su móvil cuando
pasó un pequeño coche negro. En él iban cuatro muchachos que llevaban las
ventanillas bajadas y caras de tontos. Al pasar, el vehículo aminoró la marcha,
y el que iba de copiloto le soltó un “¡guapa!” que resonó en toda la calle.
La muchacha, sobresaltada, levantó la mirada de la pantalla y
la volvió a bajar en un intento de ignorarlos.
El coche pasó y al poco llegó Martín, que se apeó a por su
equipaje.
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