He lost the key
"If I'm lost, please, don't find me!" -Crystal Castles "Todo esto resulta tan descabellado que a un psicólogo se le haría la boca agua." -Stieg Larsson
domingo, 23 de febrero de 2014
sábado, 22 de febrero de 2014
Unos zapatos en la playa (MR nº 8)
Donald se jubiló hace dos años. Con el dinero ahorrado se compró una casita en la costa para poder pasar el resto de su vida junto al mar. Todos los días se levantaba a las siete y se paseaba por toda la orilla. Lo hacía descalzo para poder sentir como la arena se metía entre sus dedos. Inspiraba el aire con aroma a agua salada y expiraba la verdadera paz.
Pero hoy al terminar su paseo, sus zapatos, que siempre los dejaba junto a las rocas, no estaban. Y aún más curioso, cuando al día siguiente iba a dejar las nuevas sandalias en las rocas, los zapatos desaparecidos volvían a estar allí.
-¿Con que los zapatos son tuyos? - Oyó a sus espaldas. Era una mujer de unos sesenta y poco años, rubia y con pamela. - Me llamo Elsa y ayer recogí tus chanclas pensando que alguien se las había dejado olvidadas.
-Hem... ¡oh, gracias....!
-Si las vuelves a dejar ahí, la próxima vez será el agua quien se las lleve. -Dijo con picardía.
Pero hoy al terminar su paseo, sus zapatos, que siempre los dejaba junto a las rocas, no estaban. Y aún más curioso, cuando al día siguiente iba a dejar las nuevas sandalias en las rocas, los zapatos desaparecidos volvían a estar allí.
-¿Con que los zapatos son tuyos? - Oyó a sus espaldas. Era una mujer de unos sesenta y poco años, rubia y con pamela. - Me llamo Elsa y ayer recogí tus chanclas pensando que alguien se las había dejado olvidadas.
-Hem... ¡oh, gracias....!
-Si las vuelves a dejar ahí, la próxima vez será el agua quien se las lleve. -Dijo con picardía.
Una caja de fresas (MR nº 6)
Felipe paseaba por la calle con paso lento aprovechando que esa mañana hacía un poco de sol. Pronto empezaría la primavera, pero aún soplaba un viento helado que le cortaba la piel de las manos. Llevaba la parka verde cerrada hasta arriba. Así, el borrego le calentaba las mejillas.
Llegó al mercado. Los fruteros ya habían traído las primeras frutas de temporada. Lucían apetitosas aunque no estuvieran todavía en su punto. Vio una pequeña caja de madera con grandes fresones. Al ver el reluciente rojo pensó en Mariana, su mujer, y en el bebé que tendrían este verano. Compró la caja y volvió a casa diciéndose que nunca una fruta le había echo sentirse más feliz.
Los días de Patricia (MR nº 7)
Se había dejado el pelo larguísimo, a mitad de la cintura, y se lo había tintado de rosa pastel. Se despejó la cara trenzandose los mechones de la cima de la cabeza, decorando la trenza con una goma elástica negra. Se puso el suéter más largo que tenía y, debajo, una falda de cuero. Sólo le faltaba su mochila, una de esas tan monas con alitas.
Patricia saldrá a la calle, quedará con sus amigas, se tomará dos cervezas con cupcakes y por último volverá a su cuarto para navegar por Tumblr y ver dos capítulos de anime. Al fin y al cabo, estaba de vacaciones.
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