jueves, 27 de noviembre de 2014

MR nº 27 · "Una tetera de cerámica"

Su precioso juego de cerámica, decorado tan finamente con grandes rosas y rebordes dorados, lucía en la vitrina de la entrada. Escrupulosamente ordenado, con la tetera en el centro y las tazas en sus platillos alrededor, como si bailaran un vals.

El timbre interrumpió su ensimismamiento. Fue a abrir. Era el hijo del vecino. ¡Qué alegre chiquillo! Un tanto travieso, pero sin maldad. El chico entró con la firme confianza de sus frecuentes visitas. Llevaba un nuevo juguete para enseñárselo: un camión de bomberos teledirigido.

El niño lo puso en marcha y la bocina del estruendoso juguete empezó a sonar. El camión cogió carrerilla y se precipitó contra la vidiriera. El mueble se tambaleó. Cuando quedó quieto, Elena suspiró, estaba intacto. Pero al girarse, oyó a sus espaldas un fuerte ruido y cristales entrechocarse: la leja que estaba justo encima del juego de té se había caído e hizo añicos la cerámica.

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